Curso de voluntariado en Móstoles

Los días 11, 12 y 13 de noviembre se llevó a cabo un curso de voluntariado en el Campus de Móstoles de la Universidad Rey Juan Carlos. El curso fue impartido por profesionales de trabajo social y voluntarios experimentados. Entre ellos, Miriam Díaz, técnico de voluntariado de la URJC.

La duración de las clases era de 16:00 a 20:00 horas. En ellas, además de contarnos sus experiencias, darnos consejos por si estábamos interesados en el tema y enseñarnos cosas básicas, se hacían dinámicas con las que se amenizaba la teoría.
La mayor parte del grupo, en el que estábamos unos 17 en total, éramos alumnas de Periodismo en la Universidad de Fuenlabrada, y además compañeras en la revista de voluntariado de la misma Facultad, por lo que ya nos conocíamos.

Se habló de las leyes que reconocen el voluntariado. Nos explicaron diferentes ámbitos de éste, desde el que ayuda en drogodependencia hasta los que se dedican a sacar una sonrisa a los niños que permanecen ingresados en los hospitales. Todos ellos duros, y difíciles de sobrellevar si no cumples los requisitos necesarios.
Y es que, como ellos dijeron, no se trata sólo de querer y de poder, sino también de saber. Debes estar minímamente formado para ello y saber con lo que te estás comprometiendo, además de ser mayor de edad.

Este curso nos ha servido para aprender sobre el tema, comprender a la otra parte, cómo se sienten, qué esperan de ti y la forma de tratarlos. Pienso que nos vendrá muy bien de ahora en adelante, pues por ejemplo, nos contaron que a una persona ciega se la debe preguntar si ve, cosa que a mi por lo menos no se me había pasado por la cabeza ya que me parecía una ofensa. Yo estaba convencida de que si le preguntabas algo así podía tomárselo a mal, pero nos han explicado que es necesario preguntarlo porque hay diferentes niveles de ceguera, algunos tienen cierto grado de visión, o al menos de percepción de luminosidad.

También nos aconsejaron que, cuando ayudas a alguien que te está contando su problema, debes escucharle y dejar que se desahogue, pero lo que no se debe hacer es caer en la tentación de contarle tus propios problemas.

Es verdad eso de que cada día se aprende algo nuevo.