domingo, 26 de febrero de 2012

Si se pudiera...

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.’


En Internet hay polémica sobre si el autor de este poema Instantes, del que sólo he escrito una parte, es o no Jorge Luis Borges. Pero la verdad es que a mí eso no me importa.

Descubrí esta poesía hace muy poco. En un día en el que, desgraciadamente, entendía bastante las palabras y las sensaciones que se describen. Un día en el que se cumplía un triste aniversario: un año sin ti. Y sentí esta frase como si el autor no fuese Borges o quién quiera que la haya escrito, sino como si me hablases tú. El poema –entero- trata de una persona mayor que sabe que se acerca el final de su vida y recomienda vivir más y pensar menos. Disfrutar.

No era tu caso: tú eras muy joven y, aunque tuviste una buena vida, te quedaba mucho. 25 años de recuerdos, de fotos y momentos que nos parecen insuficientes y con los que nos tendremos que conformar. Has dejado un hueco y ahora tenemos que aprender a vivir con el y ¿hacer como si nada? Qué difícil.

Ojalá todos nos tomásemos las cosas menos en serio, con menos prisas, menos agobios y fuésemos más conscientes de lo que en realidad es importante. De los momentos que pasan desapercibidos por estar preocupados de otras cosas, del tiempo que perdemos en tonterías. Esas que nos llenan la cabeza y que pierden interés y pasan a un segundo plano (y tercero y cuarto...) cuando sucede algo realmente grave que nos saca de nuestra burbuja y nos hace comprender lo poco que apreciamos lo que nos rodea. Hasta que es tarde y no podemos hacer otra cosa que echarlo de menos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Puntos cardinales desorientados

Hay rachas buenas y malas. Las segundas, desgraciadamente, suelen ser más largas que las primeras o al menos suelen parecer interminables. Golpes duros que llegan sin previo aviso, sin prepararte y que no entiendes, que no aceptas y por los que sientes mucha rabia e impotencia. Cada persona necesita su tiempo para recuperarse: anímicamente afecta, y mucho. Pierdes las ganas de hacer cosas, la ilusión, la alegría... No encuentras el sentido por el que estás haciendo algo aunque cuando comenzaste estuvieses radiante y con ganas de comerte el mundo.
Porque hay cosas que hacen que pierdas el norte, el sur y todos los puntos cardinales. Desorientación. Desgana. Desilusión. Dolor. Enfado contra todo y contra todos. Ver lo injustas que son las cosas y no poder hacer nada por remediarlas cuando es tarde. Pero siempre hay alternativa si se pone remedio a tiempo. Ver que personas fuertes se vuelven débiles ante las adversidades y viceversa. De perder la ilusión. Pero en lugar de parar de darle vueltas y vivir, se clava en tu pensamiento y no hay un momento en que no lo pienses. Sentirte inútil, impotente.
Querer hacer algo y saber que no puedes. Darte cuenta de que no todas las preguntas tienen respuesta y de que ya no la tendrán. Sentirte triste, mal, muy mal. Inseguridad. Desconfianza. Si no te sientes bien contigo... no haces las cosas bien, no pones de tu parte para que salga como deberían y, aunque en ese momento no te importe, como te gustaría y las harías normalmente. Y sentir que has perdido el tiempo sin llegar a una conclusión, sin poder ponerle remedio, que te gustaría haberlo aprovechado más, haciendo otras cosas. Pero te das cuenta tarde. Cuándo te lo decían no hacías caso. No podías hacer caso porque no tenías ánimos ni fuerzas para hacerlo, aunque querías escucharles. Apatía. Desinterés. Bloqueo.
Empezar a disfrutar de lo que estás haciendo y de las oportunidades cuándo empiezan a despejarse las nubes y ves que, aunque sea invierno, sale el sol. Y siempre pasa eso cuando llega el final de una temporada, cuándo empiezas a dejar de pensar prioritariamente en lo que te ha estado rondando por la cabeza todo el año y que no te permitía alegrarte ni ilusionarte por las cosas. Ver otro enfoque, e intentar aceptarlo, aunque no te guste y aunque no lo vayas a olvidar nunca. No hay otro remedio. Ahora. Se tienen que ver las cosas claras, sin niebla, para ver que nos estamos acercando al fin de una etapa por la que hemos pasado muchos momentos buenos y que no cambiaríamos por nada. Espabilar de golpe y reaccionar. Volver a la realidad, la que nos queda y en la que vivimos. Y que empecemos, casi a marchas forzadas, a volver a disfrutar.

jueves, 7 de abril de 2011

Los becarios de los medios: “brutos” que seleccionar

El verano o quizá media jornada -compaginándolo con los estudios- son algunos de los periodos en los que los universitarios empiezan a tomar los primeros contactos con la vida laboral. Las prácticas, remuneradas o no, son una oportunidad para darse a conocer y, si la cosa sale bien, tener la posibilidad de quedarse en una empresa determinada.


En el sector de la comunicación la situación de crisis afecta tanto como a cualquier otro: el cierre de CNN+ en diciembre con el despido de 200 trabajadores; los 89 de Cuatro y CINTV; el expediente de regulación de empleo del grupo PRISA...malas noticias para los futuros comunicadores de este país. Es por ello que cobran tanta importancia los primeros empleos, para estar cuanto antes integrado en la profesión que se desea en el futuro. Los idiomas son muy importantes y también el diferenciarse del resto: “aportar algo que te haga distinto, que los demás no tengan”, recomiendan desde la Asociación de Prensa de Madrid. Una buena formación, interés e ilusión por aprender son otros de los requisitos para aprovechar y disfrutar de las prácticas.


Estos meses de aprendizaje son la mejor forma de hacer uso de los conocimientos adquiridos durante los cinco años de carrera. En ocasiones, estos periodistas ‘en potencia’ desempeñan las mismas tareas que los consolidados. Resultan más baratos, materias primas todavía que algún día se convertirán en algo más elaborado. Aunque lo justo sería que todas aportasen un sueldo al estudiante, algunas no lo cumplen, pero tal y como está el panorama al menos, como dicen, sirven para “rellenar currículum”.