Los alumnos de 5º de primaria del colegio Trabenco, en Leganés (Madrid), no fueron el viernes a clase, pero lo hicieron por un buen motivo: tenían una cita con los estudiantes de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos de Fuenlabrada. Y es que, por un día, los catedráticos de esta clase de segundo de carrera fueron ellos.
Los universitarios ocuparon sus asientos habituales, como si de un día normal se tratase, y se dispusieron para la clase magistral de estos niños. Los pequeños se mostraban preparados, apuntes en mano incluidos, dirigiéndose a los presentes con desenvoltura.
Sumaban alrededor de una veintena y estaban organizados en grupos. Tenían repartidos los distintos puntos a tratar en la exposición y, sentados en el suelo, guardaban silencio mientras sus compañeros hablaban e iban poniéndose en pie según les llegaba el turno. Exceptuando alguna timidez, superada rápidamente, se expresaron con claridad, dejando el listón muy alto para los próximos ponentes.
Hablaron de su colegio, Trabenco, que significa “trabajadores en cooperativa” y explicaron las características de éste y la labor que ellos realizan. Trabenco no es un colegio ordinario, sino que en él “todos toman las decisiones”. Es una escuela democrática, que ellos definen como ‘ciudad colectiva’ en la que colaboran todos. Allí no hay notas ni exámenes, porque son evaluados de manera continua a través de talleres y trabajos de investigación, entre otros. Además, realizan asambleas donde analizan los conflictos que puedan surgir y, de esta manera, resolverlos cuanto antes.
“En el cole no tenemos sirena porque los horarios y las clases son flexibles”, apuntan.
Desde el primer momento se metieron a toda la clase en el bolsillo. Sólo era necesario echar un vistazo por el aula y ver los rostros sonrientes e interesados de los futuros periodistas, que disfrutaban con las intervenciones de los niños y que al término de éstas, respondían con aplausos y sonrisas de complacencia. Pero no eran los únicos, puesto que sus profesores sentados en primera fila, no les quitaban ojo, orgullosos.
Los alumnos, lejos de intimidarse ante las preguntas realizadas por los universitarios, participaban activamente. Tanto que, en alguna ocasión, casi la mitad se mostraron dispuestos a responder a las cuestiones planteadas, con tal rapidez, que provocaron las risas de los allí presentes. Venían preparados para todo.
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